Esta reseña de NO LINE ON THE HORIZON fue escrita hace casi 10 años (posteada en el viejo foro de Walk On Perú antes de pasar a llamarse U2 Perú), a pocos días de lanzarse oficialmente el disco, aunque hecha en base a escuchas del formato digital. Muchas de la impresiones del momento aun se mantienen frescas, vivas, aunque sean propias del entusiasmo de fan por un lanzamiento de U2, obviamente hay otras que cambian con el tiempo y la experiencia. Debo confesar que al leer lo que uno mismo ha escrito hace años hizo renacer mi entusiasmo por un disco al que de por si nunca le he perdido el cariño, porque, además de muchos de los motivos que esta reseña líneas abajo expone, fue el que dio origen al monstruoso y espectacular 360° Tour, gira que me permitió ver a mi banda favorita por primera vez.
Por cierto, ¡¡¡Feliz 10mo. aniversario NO LINE ON THE HORIZON!!!
Qué difícil hablar de U2. Qué difícil hablar de un disco que ha generado tantas expectativas, comentarios encontrados y apasionados. Qué difícil mantener la calma cuando la emoción aflora y embarga ante la nueva obra de nuestro grupo favorito. Qué difícil es poner nuestros sentidos a punto y ser imparcial en momentos como este. Qué difícil es tratar de ser breve tratando algo así, pero no pude hacerlo mas corto por falta de tiempo, como dijo un célebre escritor. La nueva obra de U2 es uno de sus trabajos más esperados por quien escribe, y a la vez la que uno de los que menos me generaba expectativas.
Me explico. Cuando Achtung Baby –su obra máxima- llegó a mi poder, simplemente fue algo que confirmó mi devoción por este grupo, y desde entonces solo esperaba obras igual de sorprendentes, no necesariamente superiores. Con Zooropa el nivel de sorpresa se mantuvo, aunque dado el corto tiempo en que fue grabado y editado no podía esperarse algo mejor. Pero cuando pasó el tiempo y mientras el grupo asumía el alter ego de (ejem, ejem) Passengers y lanzaba un trabajo en extremo experimental, las expectativas por un nuevo álbum de U2 aumentaban. El demoledor single “Discothèque” parecía confirmar esto, pero a estas alturas ya sabemos lo que resultó Pop. Algo parecido ocurrió cuando salió All that can’t you leave behind, a pesar de las bondades de Beautiful Day y su mejor acabado global, y luego con How to dismantle an atomic bomb. Desde entonces dejé de creer en las expectativas, quería evitar todo tipo de desilusión, aunque se tratara de U2 (¿pero si es U2 cómo me iba a desilusionar, en qué estoy pensando?).
Parecía que la banda se había estancado, que sólo sacaban discos (recomendables y correctos eso sí) dentro de un estilo definido y sin casi novedades. Pero U2 estaba haciéndolos así porque quería que fueran así. Simplemente no sentían necesidad de experimentar. La madurez cuando nos toca nos hace ver la vida desde otro punto de vista, el de la experiencia, y simplemente eso es lo que teníamos al frente: a la banda más importante del planeta en plena madurez. Pero ha pasado tiempo y la pasión por hacer música se ha mantenido y ahora ha vuelto a rejuvenecer: U2, la banda que se reinventaba álbum tras álbum ha regresado, con la seguridad que da la experiencia, queriendo dar piruetas arriesgadas sabiendo que las domina y ya no le son peligrosas, ¡pero si todos queremos ver piruetas!
Ahora en franca competencia con las bandas de esta década, cuyos jóvenes integrantes tienen o tuvieron a U2 como ídolos en las décadas pasadas, vuelven con otro hito importante en su vasta discografía. Esto último no lo digo yo, muchas reseñas, aunque un tanto exageradas (¿será que también se han entusiasmado demasiado?) señalan a NO LINE ON THE HORIZON como su mejor álbum desde Achtung Baby. Quizás sólo les falte medir la trascendencia, que solo el paso del tiempo podrá ponerla en evidencia, para evaluar su real importancia, aunque no me cabe duda que este es el disco que su humilde servidor, por las razones arriba expuestas, estaba esperando desde que salió Zooropa. Un muy buen disco, con riesgo calculado eso sí, pero con lo mejor de la fuerza y la personalidad de U2. Voy a desmenuzarlo canción por canción, mismo crítico musical:
No Line On The Horizon: Gran arranque para el disco, lleno de guitarras a lo Until the end of the world, Bono cantando como desde hacía mucho no se le escuchaba (¿aguantará toda la gira?), el ritmo que aumenta poco a poco la tensión hasta que la banda en pleno termina de redondear un gran tema. Siento un poco apresurado el final, pero ya me acostumbré.
Magnificent: Este no deja de ser para mí el mejor tema del disco y el que esperaba que el U2 experimental suene al U2 clásico. El riff épico de The Edge a modo de cabalgata mientras Bono canta melodía y letras tan típicos de U2, el ritmo bailable a lo Achtung Baby (grandes Adam y Larry), todo se luce sin perder personalidad entre el acompañamiento de unos teclados, diría yo, etéreos. Bono invita a “vivir” la canción cuando tararea el solo de guitarra, cuyo inicio parece continuación del aullido de Mr. Hewson. Si Pop hubiera incluido un tema como este, le hubiera perdonado todas sus faltas. Magnífico.
Moment Of Surrender: El primer tema lento es el tercero del disco, una canción con empieza con otro desgarrador canto mientras los arreglos dan una atmósfera sobrecogedora. Cuando me doy cuenta que dura mas de siete minutos (!), se me ocurre compararla con una de esas grandes películas, donde el pulso narrativo se mantiene intacto y sin partes prescindibles, a pesar de su duración y densidad. Así es esta canción, extensa, emocionante y redonda.
Unknown Caller: Mientras arranca escuchamos pajaritos… Tiene una melodía cantada a varias voces que es muy buena, recurso que no recuerdo que U2 haya usado con esta misma intensidad antes. También escuchamos una orquesta “beatlesca” (otra novedad) y órgano de iglesia antes del solo final de The Edge que es otro punto alto del disco.
I'll Go Crazy If I Don't Go Crazy Tonight: Canción simpática, típico sonido U2, aunque más parece pertenecer a alguno de los dos inmediatos discos anteriores de la banda. Lo mejor: cuando Bono canta “Baby, baby, baby…”, que sin duda lo ha extraído de Ultraviolet. A estas alturas me doy cuenta que estoy describiendo un disco que ya habrán escuchado todos por aquí, pero, bueno así me está saliendo la nota…
Get On Your Boots: Me sigue gustando, aunque ahora menos, pero la comprendo mas. Ese coro “oriental” me sedujo la primera vez que la escuché, o debe ser porque es el tema más pop del disco. Encaja perfectamente como enganche entre la primera y la segunda parte de la placa, no en vano se ubica justo a la mitad, para “sacudirte” un poco antes de seguir en el viaje sin horizonte. Viéndolo algo mas terrenalmente, este parece ser el eslabón de una serie de canciones “gancho” que han seguido el mismo o parecido patrón de riff que se inauguró con The Fly y siguió con Hold me, Thrill me…, Elevation, Vertigo y ahora las botas sexys.
Stand Up Comedy: Canción pegadiza, rockera y básica pero con buenos cambios de ritmo y otro excelente solo de guitarra. Tiene un aire “zeppelinesco”, el cual, según comentan, fue inspirado por Jimmy Page y Jack White cuando The Edge participó con ellos en la película documental I Might Get Loud. Con más estridencia podría haber pasado como una canción de hard rock, aunque la voz de Bono ya no hubiera dado para tanto ¿Esto es muestra del “tercer testículo” de The Edge que Mr. Hewson mencionó en una entrevista…?
FEZ - Being Born: A pesar de un intro medio extraño (“FEZ”), que sin embargo es muy sugerente, emerge la canción en sí (“Being Born”) que tiene un ritmo lleno de tension, cuya carga se aligera por los teclados mientras Bono y Edge cantan a la par. Otro signo de que U2 sigue buscando cosas nuevas y excitantes. Me hace volar… en sentido metafórico, claro.
White As Snow: Simplemente bella y aterradora. Cuando me enteré del trasfondo ecologista de esta canción, al asociar la forma con la función no pude menos que sugerirme tristes imágenes de lo que está ocurriendo con el planeta hoy en día. Sólo estas cosas me ocurren con U2 (bueno, salvo excepciones).
Breathe: Es una característica de U2 de que sus discos cierren con una canción estridente antes de una lenta final, así ha sido casi siempre desde Boy (The Electric Co. & Shadows and Tall Trees) hasta All that you… (New York & Grace), habiendo roto la regla October y How to dismantle… Este disco no es excepción. La penúltima rola es la poderosa Breathe, con un gran redoble introductorio de Larry (a quien no lo escuchaba hacer sonar la batería así desde War), es pegajosa aunque un poco monótona por ratos, pero me parece que hubiera quedado mejor si Bono la cantaba con los tonos altos que puso en el tema título del disco.
Cedars Of Lebanon: Y la lenta del cierre. Bono recitando. Otra canción sugerente, donde la guitarra de Edge se desliza y flota en la atmósfera de Eno. De repente podría haber quedado mejor en el disco de Passengers. No será una gran canción, tampoco no es mala para nada, pero si es un final digno de un muy buen disco. Como para cortar una buena borrachera.
En suma, la espera valió la pena. No solo por poder escuchar música nueva de U2, sino porque los tenemos de vuelta buscando sorprender a sus seguidores ofreciendo nuevas cosas, aunque esta vez no hayan habido demasiadas novedades, pero si un producto de muy buena calidad, tan propio de ellos, con canciones vibrantes, para bailar, para escuchar o para meditar. Quizás podamos criticar un exceso de estribillos o que los aullidos de Bono no sean los de antes o recurra mucho al falsete, pero los “estribillos de estadio” son parte de su estilo y también debemos reconocer que los años no pasan en vano y dejan para bien o para mal su huella. Para quienes descubrieron a U2 en los dos anteriores discos y extrañan las mas simples y noqueadoras canciones de esos mismos álbumes, este disco es para digerir y descubrir poco a poco, y también para los que no conocían la faceta experimental del grupo, es oportunidad para descubrir la que fuera característica suya en la década pasada; pero para quienes seguimos al grupo desde hace mucho tiempo, este es el disco que continúa la reinvención permanente de U2. Y para los mas críticos y escépticos, tómenlo como es: U2 son U2, no son Radiohead quienes metamorfosean continuamente o tampoco son los Rolling Stones quienes abandonaron los riesgos hace mucho tiempo. Y para los que detesten el disco y/o a U2, bueno, no se puede complacer a todo el mundo, aunque siempre habrá quienes cambien de opinión. Como dije al principio, es difícil escribir sobre un disco de la banda más apreciada por uno sin dejar llevarse por la emoción y sin perder de vista la objetividad, tratando de mantener la cabeza fría, pero al menos hice unos pasos. Me salí de la ruta pero no lo lamento.