¿Cómo empezar esta crónica? ¿Debería empezar desde el momento en que faltaba solo semanas, días, horas o minutos para iniciar el viaje? ¿Debería mencionar lo fatigoso del vuelo madrugador? ¿Debería mencionar la emoción que momento a momento crecía y llegó a desbordarse hasta las lágrimas? ¿Debería contar todas y cada una de las anécdotas que surgieron durante la cola, la improvisada amanecida, acompañados de mucho frío, bastante calor, hambre, sed y demás aventuras? ¿Debería empezar a hablar sobre Santiago, ciudad moderna y ordenada, y sus amables habitantes, que nos acogieron muy bien? ¿Debería mencionar mis heridas surgidas por un desafortunado tropezón que sin embargo no mellaron nada el ánimo indescriptible? ¿Debería hablar sobre la razón principal que motivó todo? ¿O simplemente dejarlo así y hablar únicamente sobre el concierto? Pasaron, y siguen pasando, muchas cosas en mi cabeza, y el recuerdo aún fresco de haber visto a U2 en vivo por primera vez sigue predominando en mi mente, aún cuando concentrarme debo, como diría el Maestro Yoda.
Aquella semana previa no pudo ser mas trajinada (¿o si?), ocupaciones y compromisos me tuvieron tan atareado, incluyendo mi cumpleaños en la víspera, y llegado el momento de hacer maletas todo se aceleró, incluso la hora de viaje fue mucho antes de lo que creímos en un principio. Viajar de madrugada sólo es válido si lo que buscaba era descansar y pasear libremente, pero el concierto estaba a la vuelta de la esquina y encima en el hotel no nos esperaban hasta mediodía y no al amanecer, pero afortunadamente se desocupó una habitación antes y pudimos descansar algo. Ahora internet se ha vuelto algo básico, y gracias a ella me enteré de que mis amigos ya estaban haciendo cola en el estadio, no había tiempo para mas descansos, postergué un tour reservado y enfilamos hacia allá. De ahora en adelante ya no importaba nada. El paseo dejó de ser tal y se convirtió en una gran aventura. La euforia de la gente, la camaradería y el ambiente generado en la fila eran algo inéditos para mi, acostumbrado a las colas rápidas y divididas por zonas, tan usuales en Lima. Acá todos íbamos a la misma zona, y todos queríamos estar adelante, todos en un mismo objetivo, sin roces ni nada por el estilo, todos unidos en pos de una meta común.
Pese a que la noche se hizo larga por lo bajo de la temperatura y dormir a la interperie, cuando amaneció la espera se hizo mas larga aún. Interminables colas en los baños, comida escasa y cara (para lo que estamos acostumbrados a pagar por acá), el sol abrasador y el tiempo que aún faltaba pasaron a segundo plano en relación al compartir con tantos seguidores la emoción de la espera. Por mi parte me mentalicé de tal manera que toda la enorme espera ya no significaba nada, había esperado durante tantos años para ver al fin en directo a mi banda favorita y una espera mas no importaba, por mas dura que sea. Y por fin se dio. Ya transcurrida mas de la mitad de la tarde, todos los que amanecimos en la fría cancha anexa al Estadio Nacional de Chile ingresamos y nos colocamos en nuestros puestos, la espera final parecía mas larga porque la emoción crecía, estábamos a escasas horas de que se inicie el Acontecimiento. No pude evitar soltar lágrimas cuando por fin estuve al pie de LA GARRA, aquel monstruoso escenario que de arranque te decía que U2 está aquí, y ha regresado con su parafernalia reinventada para los tiempos actuales.
A partir de las 8 p.m. Muse ejecuta una magistral muestra de su poderío musical, tienen razón quienes dicen que el traje de telonero le queda chico, pero cumplen su parte del pacto de caballeros con U2 para acompañarlos durante esta parte de la gira. El sonido no estuvo a la altura de una banda de sus características, pero esto no es acápite para que reciban una ovación bien merecida. Excelente, ojalá pueda verlos en directo en show propio. Lamentablemente (o afortunadamente), los musers mas acérrimos abandonan nuestra zona (el inner circle) cuando se van sus admirados, dejando en claro a quienes realmente fueron a ver. Los auténticos U2eros quedan dueños del espacio.
Y luego la espera se volvió mas larga. Ya no quedaban sino minutos, mientras los plomos del grupo de fondo preparaban el escenario, pero aquí es cuando la angustia y emoción empiezan a subir en progresión geométrica. En ese momento recordé que hacía tiempo me juré que cuando vea por primera vez a U2 llevaría puesto un humilde polo (polera, remera) que compré en el jr. Quilca y se había vuelto mi consentido durante buen tiempo, ya que no tenía otra prenda alusiva a la banda. Me lo puse para el viaje a Santiago y cuando fui a hacer cola apresuradamente aún lo tenía puesto, así que prácticamente sin querer cumplí mi olvidado juramento.
La espera parecía no tener fin cuando el reloj de la pantalla ya había marcado la supuesta hora de inicio, pero transcurrían mas minutos y nada… estos irlandeses… Pero ya nada importó cuando alrededor de las 9:40 los Cuatro Grandes de Dublín aparecen en las pantallas en el momento de subir al pequeño escenario central, y el estadio se inunda con una atronadora ovación. U2, dueños de la noche, dan el puntapié inicial al show mas esperado de nuestras vidas.
CONTINUARÁ...
Aquella semana previa no pudo ser mas trajinada (¿o si?), ocupaciones y compromisos me tuvieron tan atareado, incluyendo mi cumpleaños en la víspera, y llegado el momento de hacer maletas todo se aceleró, incluso la hora de viaje fue mucho antes de lo que creímos en un principio. Viajar de madrugada sólo es válido si lo que buscaba era descansar y pasear libremente, pero el concierto estaba a la vuelta de la esquina y encima en el hotel no nos esperaban hasta mediodía y no al amanecer, pero afortunadamente se desocupó una habitación antes y pudimos descansar algo. Ahora internet se ha vuelto algo básico, y gracias a ella me enteré de que mis amigos ya estaban haciendo cola en el estadio, no había tiempo para mas descansos, postergué un tour reservado y enfilamos hacia allá. De ahora en adelante ya no importaba nada. El paseo dejó de ser tal y se convirtió en una gran aventura. La euforia de la gente, la camaradería y el ambiente generado en la fila eran algo inéditos para mi, acostumbrado a las colas rápidas y divididas por zonas, tan usuales en Lima. Acá todos íbamos a la misma zona, y todos queríamos estar adelante, todos en un mismo objetivo, sin roces ni nada por el estilo, todos unidos en pos de una meta común.
Pese a que la noche se hizo larga por lo bajo de la temperatura y dormir a la interperie, cuando amaneció la espera se hizo mas larga aún. Interminables colas en los baños, comida escasa y cara (para lo que estamos acostumbrados a pagar por acá), el sol abrasador y el tiempo que aún faltaba pasaron a segundo plano en relación al compartir con tantos seguidores la emoción de la espera. Por mi parte me mentalicé de tal manera que toda la enorme espera ya no significaba nada, había esperado durante tantos años para ver al fin en directo a mi banda favorita y una espera mas no importaba, por mas dura que sea. Y por fin se dio. Ya transcurrida mas de la mitad de la tarde, todos los que amanecimos en la fría cancha anexa al Estadio Nacional de Chile ingresamos y nos colocamos en nuestros puestos, la espera final parecía mas larga porque la emoción crecía, estábamos a escasas horas de que se inicie el Acontecimiento. No pude evitar soltar lágrimas cuando por fin estuve al pie de LA GARRA, aquel monstruoso escenario que de arranque te decía que U2 está aquí, y ha regresado con su parafernalia reinventada para los tiempos actuales.
A partir de las 8 p.m. Muse ejecuta una magistral muestra de su poderío musical, tienen razón quienes dicen que el traje de telonero le queda chico, pero cumplen su parte del pacto de caballeros con U2 para acompañarlos durante esta parte de la gira. El sonido no estuvo a la altura de una banda de sus características, pero esto no es acápite para que reciban una ovación bien merecida. Excelente, ojalá pueda verlos en directo en show propio. Lamentablemente (o afortunadamente), los musers mas acérrimos abandonan nuestra zona (el inner circle) cuando se van sus admirados, dejando en claro a quienes realmente fueron a ver. Los auténticos U2eros quedan dueños del espacio.
Y luego la espera se volvió mas larga. Ya no quedaban sino minutos, mientras los plomos del grupo de fondo preparaban el escenario, pero aquí es cuando la angustia y emoción empiezan a subir en progresión geométrica. En ese momento recordé que hacía tiempo me juré que cuando vea por primera vez a U2 llevaría puesto un humilde polo (polera, remera) que compré en el jr. Quilca y se había vuelto mi consentido durante buen tiempo, ya que no tenía otra prenda alusiva a la banda. Me lo puse para el viaje a Santiago y cuando fui a hacer cola apresuradamente aún lo tenía puesto, así que prácticamente sin querer cumplí mi olvidado juramento.
La espera parecía no tener fin cuando el reloj de la pantalla ya había marcado la supuesta hora de inicio, pero transcurrían mas minutos y nada… estos irlandeses… Pero ya nada importó cuando alrededor de las 9:40 los Cuatro Grandes de Dublín aparecen en las pantallas en el momento de subir al pequeño escenario central, y el estadio se inunda con una atronadora ovación. U2, dueños de la noche, dan el puntapié inicial al show mas esperado de nuestras vidas.
CONTINUARÁ...
Hola Pedrito, es verdaderamente un enorme placer para los sentidos leerte, ya que evocas momentos que todos vivimos como las previas al concierto y los preparativos en los q estuvimos involucrados.
ResponderEliminarYo he calificado esta aventura como un peregrinaje por todo lo q tuvimos q pasar para verlos delante nuestro. Una cuestion de fanatismo que al igual q tú empezó en los 80s y que desarrolló una inquebrantable fé de que algun dia los vería en vivo.
Te ví llegar maltrecho a nuestras ubicaciones en la privilegiada Inn Circle, y noté q habias tenido un traspié. Mas tarde algunos me confiaron q pensaron q te habías arrojado dominado por la emocion de estar frente al escenario y la famosa garra. Para el anecdotario.
Debo confesar que el tiempo pasó muy rapido, desde que los mas grandes empezaron con Beutifull day, hasta ese hermoso tema Moment of Surrender, todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. La felicidad a veces es efimera.
Esperamos tu siguiente cronica, con el desarrollo del concierto. Aqui debo lamentar que no tocasen New years day, y Stuckin a moment dos de sus grandes exitos que se hicieron extrañar.
Todavia me emociono viendo y reviendo el video de la gira en el Ross Bowl, y me digo: estuve allì carajo!!!! Gracias a Dios y a todos los q lo hicieron posible.
Una rapida lectura para una excelente cronica que nos hace compartir a la distancia tremendo show. Felicitaciones para ti desde Montreal y un abrazo para los amigos de U2 Peru.
ResponderEliminarMario SARABIA
Rodo: exactamente fue eso, un peregrinaje, con todas sus penurias y alegrías, y pensar que hace un tiempo no me imaginaba estar en una situación como esta, pero fue algo terminó marcándonos. SalU2
ResponderEliminarMario: gracias por tus palabras y tus saludos, cuando U2 toque en Montreal te tocará vivir la experiencia. SalU2
Felicitaciones Pedro. Como siempre lo digo, es un enorme placer leerte!!
ResponderEliminarMuchas gracias Esteban. Pronto retomaré el blog que lo he descuidado un poco. SalU2
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